6 de julio de 2007

«Los ovnis son un mito religioso»

El Correo Digital
Por: Julián Méndez

RICARDO CAMPO, FILÓSOFO Y ESCÉPTICO

60 años después de que Kenneth Arnold 'avistara' nueve platillos volantes desde su avioneta, el filósofo participó ayer en un debate organizado por EL CORREO y la UPV


24 de junio de 1947. Kenneth Arnold tiene sólo 32 años, pero es un experimentado piloto. Trabaja como vendedor de equipos antiincendios y tripula su avioneta 'Callair' sobre los inmensos bosques de coníferas del norteño estado de Washington en busca de restos de un accidente aeronáutico. Sobrevuela el monte Rainier cuando tiene una visión que cambiará su vida (y, probablemente la de buena parte de los hijos del siglo XX). Arnold observa nueve objetos brillantes que se mueven de forma errática sobre el cielo («botando, como platos arrojados sobre una lámina de agua»), a 3.000 metros de altura y a una velocidad que él estima en 1.300 kilómetros por hora. Las extrañas naves tienen forma de boomerang.

«Se alarmó. Temió que se tratara de aviones enemigos», explica Ricardo Campo, filósofo canario. Arnold aterrizó a toda prisa en una pista del estado de Oregón y corrió hacia una oficina federal para denunciar el hecho al grito de '¿que vienen los rusos!'. Pero la encontró cerrada. Campo señala que Kenneth Arnold contactó con un periodista, Bill Bequette, director del diario local 'East Oregonian', a quien contó la historia con pelos y señales. Al escribir, Bequette confundió la forma de las naves y, sin querer, bautizó al fenómeno con el sobrenombre de platillos volantes. La noticia saltó a los teletipos de las grandes agencias y, por arte de birlibirloque, el paisaje se llenó de platillos volantes durante décadas.

Más de medio siglo después de aquel 'avistamiento', Bilbao acogió ayer un ciclo de charlas en la Biblioteca de Bidebarrieta bajo el título '60 años de platillos volantes' organizado por EL CORREO, la UPV, el Círculo Escéptico, el Center for Inquiry y el Ayuntamiento de Bilbao. Ricardo Campo, miembro de la Fundación Anomalía y del Círculo Escéptico, disertó sobre 'La invasión que nunca llegó'.

-¿Lo de los ovnis es un invento reciente?

-En todas las épocas ha habido fenómenos celestes que el hombre no ha sabido explicar. Pero es en los siglos XIX y XX cuando se empieza a especular con la existencia de seres de otros planetas y, también, con la posibilidad de que el hombre abandone la Tierra para visitar el cosmos. Se inventa el teléfono y el telégrafo y máquinas más pesadas que el aire, capaces de volar. En los cómics aparecen ya aventuras con extraterrestres. Y en las películas de los años 20 y 30 salen seres de otros planetas que raptaban a seres humanos...

-Y todo desemboca en el avistamiento de 1947...

-Sí. Influyen muchos factores. Con la Guerra Fría se especula con la posibilidad de que la Unión Soviética posea cohetes para atacar Estados Unidos. Se tiene miedo a una invasión. Arnold cataliza todos esos miedos con su testimonio sobre los nueve objetos voladores. Es curioso que el periodista que publicó su testimonio confundiera el movimiento de las naves, que saltaban como platos, con su forma. Y así han pasado a la historia del siglo XX.

-Con una potencia descomunal. Se han hecho decenas de películas y miles de personas afirman haber visto ovnis...

-Estamos ante un mito religioso, una sabiduría que nos viene del espacio y que cumple con todos los tópicos del mito popular. Se trata de unos conocimientos ocultos que los malos (en este caso el poder) ocultan a los ojos del pueblo. Unos pocos, los escogidos, esos caballeros andantes en que se convierten los ufólogos o determinados informadores sensacionalistas, derrotan al poder, a los censores, y entregan el tesoro de la verdad a sus seguidores. Entra en juego, además, otro elemento fundamental: la conspiración, los gobernantes del mundo conchavados para ocultar información. Los ovnis son un espejo de esa teoría de la conspiración.

-Muy curioso. Pero una cosa es observar unas extrañas luces en el cielo y otra jurar y perjurar que uno ha sido capturado por alienígenas y conducido a sus naves para mantener relaciones sexuales o para ser sometido a adoctrinamiento...

-Las abducciones son un fenómeno dentro de los ovnis. Surgen por factores culturales, como el miedo a los médicos que raptaban a seres humanos para sus experimentos de vivisección. También se ha dicho que tras esos raptos se ocultaban perversiones sexuales... Se trata de un fenómeno cultural y psicológico. Hasta se crean grupos de abducidos, al estilo de alcohólicos anónimos, donde se dan ayuda y protección unos a otros.

Doctor, soy un abducido

-¿Hay alguna explicación para esas visiones?

-Sí, desde un punto de vista psicológico. Por un lado existe un fenómeno llamado parálisis del sueño. Quienes lo padecen tienen percepciones 'reales' mientras duermen. Creen que son reales sueños sobre brujas, extraterrestres o lo que sea. Son visiones muy vívidas. Por otro lado, hay personalidades tendentes a la fantasía. Se calcula que un 4% de la población padece dificultad para distinguir entre lo que imaginan y la realidad...

-Glubs. ¿Qué peligro! ¿Sabe quiénes fueron los primeros abducidos?

-Sí, los Hill, un matrimonio mixto de Estados Unidos. En 1961 relataron que habían sido víctimas de un secuestro. Ella, Betty Hill, era muy aficionada a los ovnis. Dijo que los extraterrestres le habían extraído óvulos y que le habían mostrado un mapa estelar con su planeta de procedencia...

-Vale que uno tenga una imaginación delirante o ganas de fabular, pero que su pareja se contagie...

-Todo fueron imaginaciones de la mujer. Barney, el marido, le dio el visto bueno y siguió con la farsa. En la mayoría de los casos se trata de personas que obran de buena fe. Otros buscan la fama momentánea. Aunque también hay muchos casos de manipuladores profesionales y de fraude.

-¿Recuerda algún caso especialmente chusco?

-Uno de los casos más delirantes ha tenido lugar en España. En 1979, el zaragozano Javier Esteban publicó, bajo el pseudónimo de Douglas O'Brien, la obra 'Bases de ovnis en la Tierra'. Lo presentó al concurso 'Julio Verne' de literatura de ciencia ficción. Hablaba de las aventuras de un agente americano que perseguía platillos volantes, entrevistaba a testigos, recogía muestras... Se llevó el segundo premio...

-Todo normal.

-Hasta que interviene J. J. y sus discípulos, que leen el libro y se lo creen a pies juntillas. Dan por buenas todas esas fantasías literarias. Javier Esteban jugó con ellos durante 17 años. En 1996 destapó toda la farsa. Pero ellos siguieron con el embuste. Mire, cualquiera tiene derecho a creer lo que le de la gana, hay libertad de culto. Pero hay nuevos movimientos religiosos, sectas destructivas y grupos que aplican la coacción a sus miembros, que persiguen fines perversos e ilegales. Buscan dinero y sexo.

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