20 de diciembre de 2007

Las nubes pueden ser una herramienta para buscar planetas habitables


El clima terrestre visto desde el espacio revela que las nubes pueden ser una herramienta útil en la búsqueda de planetas habitables, según una investigación liderada por astrónomos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

El IAC informó hoy por medio de un comunicado de que las nubes pueden proporcionar información suficiente para determinar el periodo de rotación de un planeta y deducir la variabilidad de su atmósfera.

Según el IAC, gracias a la función que desempeñan las nubes, cotidianas en la Tierra pero únicas por su dinamismo en el Sistema Solar, a los científicos podría bastarles con analizar el brillo de un planeta para averiguar cuánto dura su día y qué probabilidades existen de que haya agua líquida en su superficie.

A partir de datos obtenidos entre 1984 y 2005 por una red de satélites meteorológicos de todo el mundo, los astrónomos Enric Pallé, Pilar Montañés-Rodríguez y Manuel Vázquez (IAC), Eric Ford de la Universidad de Florida y Sara Seager del Instituto Tecnológico de Massachussets, generaron por ordenador un modelo del brillo de la Tierra.

El IAC explica que los resultados revelaron que, observada como un punto, tal y como la vería un observador extraterrestre más allá de nuestro Sistema Solar, la masa nubosa sigue unas pautas que se repiten con cierta frecuencia.

"El truco está en interpretar el movimiento de la superficie terrestre y de las nubes como señales periódicas, como si observásemos los lunares de una pelota que da vueltas apareciendo y desapareciendo", explica Enric Pallé, autor principal de un artículo que será publicado en abril en la revista estadounidense Astrophysical Journal.

A partir de las pautas registradas durante semanas de seguimiento, es posible deducir el período de rotación del planeta, ya que "a escala global las nubes no son tan aleatorias y caóticas como se cree, sino que siguen un patrón marcado por la orografía de los continentes y de las corrientes marinas".

Eric Ford, coautor y astrofísico de la Universidad de Florida, aventura que, en el caso de que unos hipotéticos extraterrestres buscasen vida más allá de su planeta, "sólo podrían ver la Tierra como un punto de luz lejano, pero podría resultarles suficiente para identificar nuestro planeta como uno que contiene nubes y océanos de agua líquida".

La existencia de un medio líquido como el agua se considera una condición imprescindible para la vida, y es que la Tierra es el único planeta del Sistema Solar con constantes variaciones atmosféricas.

Según Pallé, "en la Tierra el agua se transforma de hielo a líquido o vapor cíclicamente debido las condiciones de temperatura y presión en su superficie".

La presencia de nubes produce una pequeña variabilidad en el periodo aparente de rotación de la Tierra.

Esta variabilidad es un indicio de patrones climáticos, de la probable presencia de agua y, por tanto, de condiciones aptas para la vida.

De esta manera, aquellos planetas con "encefalograma plano", es decir, sin nubes dinámicas a la vista, tienen menos probabilidades de ser habitables.

Los investigadores sostienen que la identificación del periodo de rotación de un planeta extrasolar servirá para entender los mecanismos que rigen la formación de sistemas planetarios.

Además, será útil para diseñar una nueva generación de telescopios espaciales que puedan estudiar con mayor precisión los planetas similares a la Tierra.

Consideran que dentro de unas décadas será posible disponer de un telescopio que permita visualizar algunos detalles de la atmósfera y superficie de un planeta parecido a la Tierra.

Entonces, opinan, se estará en condiciones de confrontar las simulaciones de este trabajo con observaciones directas, pero de momento "seguimos hambrientos de fotones", sentencia Pallé.

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