Por: LUIS ALFONSO GÁMEZ
FOTOS: SUR / MADRID
La psicología explica las causas por las que miles de personas creen haber sido secuestradas por seres de otros mundos
IMAGINE que una mañana se despierta y, cuando va a levantarse de la cama, no puede moverse. De repente, en el umbral de la puerta, aparece recortada una figura humana. Intenta decir algo; pero tampoco puede articular palabra. El hombre se aproxima a su cama, lentamente. Usted oye sus pasos y, según se acerca, distingue un cuchillo en una de sus manos. Se angustia. Su compañero de habitación duerme profundamente, ajeno a todo. El individuo llega hasta su lado y levanta el cuchillo, como si fuera a apuñalarle. Sigue sin poder moverse; ni gritar. El cuchillo se precipita hacia su pecho y, cuando siente su punzada, el visitante se esfuma. De su boca sale un gemido y por fin puede moverse, está empapado en sudor; aunque hasta ese momento no se ha dado cuenta. Todo ha sido producto de su imaginación.
Una cuarta parte de la población sufre en su vida un episodio de parálisis del sueño, si bien uno tan completo como el descrito -con alucinación visual, sonora y táctil- sólo lo experimentan cinco de cada cien personas. Lo aterrador de la vivencia lleva a muchos afectados a buscar una explicación y entonces, en algunos casos, irrumpen los alienígenas. «La creencia en las abducciones es un subproducto de nuestro intento de explicar cosas extrañas que nos pasan. Dado que la mayoría quiere entender sus sentimientos, que muy pocos pensamos como científicos en nuestra vida diaria y que el secuestro extraterrestre es un argumento culturalmente disponible, a menudo me pregunto por qué no hay más gente que crea haber sido abducida», precisa Susan Clancy, psicóloga de la Universidad de Harvard. Una de esas «cosas extrañas» es la parálisis del sueño, que se da al dormirse o al despertarse y se caracteriza por alucinaciones muy realistas.
Las pruebas sobre los secuestros extraterrestres están, a juicio de esta investigadora, en el cerebro de las víctimas. No en forma de implantes, sino como tendencias y recuerdos que pueden servir para desentrañar la verdad sobre las abducciones.
Clancy empezó a estudiar el fenómeno hace seis años. Quería saber qué lleva a gente normal y corriente a pensar que ha vivido experiencias extraordinarias con alienígenas. Para ello, ha hablado con cientos de creyentes en platillos volantes, desde los que dicen tener bebés con ADN humano y extraterrestre hasta quienes sólo han visto luces en el cielo. «La única forma de entender por qué la gente cree cosas extraordinarias es 'preguntándoselo'», afirma en 'Abducted. How people come to believe they were kidnapped by aliens' ('Abducidos. Cómo llega la gente a creer que ha sido secuestrada por alienígenas'), un libro que acaba de publicar Harvard University Press.
La hipnosis y la verdad
La abducción típica consiste en que una persona, después de ver un objeto en el cielo, es trasladada al interior de una nave extraterrestre. Los alienígenas son seres de piel verde o gris, enclenques, con una cabeza de gran tamaño, ojos almendrados de color negro, sin nariz y con una pequeña boca. Paralizada sobre una camilla, la víctima es sometida a un reconocimiento médico que puede incluir la introducción de instrumentos por el ombligo, la nariz, la boca y el ano; y en otras ocasiones puede ser obligada a mantener relaciones sexuales con uno de los visitantes. Cuando la liberan, no recuerda nada, aunque tiene la sensación de haber vivido una experiencia extraña que, por lo general, aflorará después de someterse a hipnosis.
Clancy sostiene que los recuerdos de los relatos de secuestros extraterrestres son «el resultado de una mezcla de predisposición a la fantasía, distorsión de la memoria, tradiciones culturales, alucinaciones durante el sueño y analfabetismo científico, alimentada e instigada por las insinuaciones y el refuerzo de la hipnoterapia».
Por lo general, los abducidos a los que ha estudiado -unos cincuenta- sólo se diferencian del resto de la gente en que son más propensos a la fantasía, condición en la que encaja el 4% de la población. En España, más de 1,7 millones de personas. «Muy pocos de ellos creen que han sido abducidos -indica la autora respecto a sus compatriotas más fantasiosos-. Pero es probable que crean en otras cosas raras como los fantasmas, las vidas pasadas, las personalidades múltiples». Cuando una de esas personas se enfrenta a un episodio de parálisis del sueño, la búsqueda de explicación le puede llevar a creer que ha sido secuestrada por extraterrestres. Para ello, se necesita de un sistema de creencias que predisponga al sujeto a interpretar lo ocurrido dentro del marco de los encuentros con seres de otros mundos.
Todos rodeados
Desde hace décadas, vivimos en Occidente culturalmente rodeados de alienígenas. Hasta quien no ha tenido nunca el menor interés por el tema, se ha expuesto a un relato de abducción. Clancy pidió una vez a sus estudiantes nicaragüenses, licenciados universitarios, que retrataran un extraterrestre. «Dibujaron un esquelético gris macrocéfalo con grandes ojos y me dijeron lo que esos alienígenas hacían: te secuestran para experimentar contigo y 'hacer que tengas bebés'», dice.
Hay personas que, en el proceso de búsqueda de una explicación para su parálisis del sueño, 'recuerdan' por su cuenta una abducción; pero la mayoría lo hace después de sesiones de hipnosis. «Las investigaciones hechas durante cuatro décadas han demostrado que la hipnosis es una mala vía para refrescar la memoria. No sólo generalmente no ayuda a recuperar recuerdos de hechos reales, sino que también te hace susceptible a crear falsas memorias, memorias de cosas que no han ocurrido, cosas que te han sugerido o que simplemente te has imaginado». Sugieren los falsos recuerdos los hipnólogos con sus preguntas y comentarios, que dan origen a historias de abducción, de participación en rituales satánicos, de abusos sexuales... Todo depende del interés del hipnólogo y de la predisposición del sujeto.
Falsa memoria
Clancy fue en una ocasión hipnotizada por un novato y, a pesar de no ser propensa a fantasear, se inventó un episodio de su infancia que luego comprobó que nunca había pasado. A la psicóloga Elizabeth Loftus, famosa por sus estudios sobre la falsa memoria, un familiar le recordó un día cómo con 14 años había encontrado a su madre ahogada en la piscina de casa. La investigadora pasó tres días horribles, recreando la tragedia. Y se acordó de muchos detalles hasta que un hermano le dijo que la historia no había ocurrido así, que ella no había descubierto el cuerpo de su madre en el agua.
Para los cientos de personas que han 'recuperado' mediante hipnosis la vivencia de un secuestro alienígena, los hechos sucedieron. No importa que nunca hayan estado dentro de un platillo volante ni puedan aportar prueba alguna. Se lo dice su cerebro. Cuando recuerdan la experiencia, sus reacciones fisiológicas son similares a las de los veteranos de guerra y las víctimas de raptos, según han constatado en el laboratorio Susan Clancy y Richard McNally, psicólogo de la Universidad de Harvard. ¿Cómo puede convencerse a alguien de que algo no ha sucedido si lo recuerda de una forma tan traumática?
ORÍGENES EN LA CULTURA POPULAR
¿Cuántas personas están convencidas de haber sido víctimas de una abducción? Millones de personas creen los secuestros extraterrestres y seguramente hay miles convencidas de haber vivido una abducción. Según una encuesta hecha en 1991 por la Organización Roper, 3,7 millones de estadounidenses entrarían dentro de la categoría de posibles abducidos. Los autores del estudio no preguntaron directamente a los 5.947 participantes si habían sido secuestrados por alienígenas -son muchas las víctimas que no lo recuerdan-, sino que les pidieron que indicaran si habían sufrido una serie de posibles experiencias, incluida la parálisis del sueño. A partir de esos 'síntomas', dedujeron que un 2% de los estadounidenses podría haberse encontrado con extraterrestres. El problema es que no hay prueba que respalde la realidad de esas vivencias.
¿Cuál es el origen de estas historias? Todos los estudios serios apuntan a que las abducciones son un fenómeno de origen cultural. Hubo tiempos en los que el ser humano mantuvo encuentros con demonios, ángeles, dioses y hadas; pero en el siglo XX esos entes cedieron el sitio a los visitantes de otros mundos.
¿De dónde sacan los abducidos sus recuerdos? ¿Por qué todos los relatos se parecen tanto tengan lugar en Estados Unidos o en Sudáfrica? Porque las historias de abducción forman parte de nuestra tradición. El guión básico de un secuestro alienígena es conocido en Occidente desde hace décadas y ha sido difundido masivamente por el cómic, la televisión y el cine. ¿De cuándo data la primera abducción en nuestra cultura? El estudioso del mito ovni Martin Kottmeyer ha encontrado la primera referencia a una abducción en un cómic de Buck Rogers publicado en EE. UU. en 1930, tres décadas antes del 'caso Hill'. El episodio de la historieta 'Los hombres tigre de Marte' sigue el esquema de la abducción clásica: captura e introducción en la nave; examen médico; conversación con un tripulante y luego con el líder; teofanía mientras el secuestrado ve la Tierra desde el espacio; y regreso a casa.
¿Cuándo llegan los secuestros alienígenas a la pantalla? La primera abducción apareció en el cine en 1953, en 'Invaders from Mars': unos extraterrestres grandes, verdes y cabezones secuestran gente para implantar en sus cuellos mecanismos de control. En su libro 'Abducted. How people come to believe they were kidnapped by aliens', Susan Clancy destaca que en aquella película se ve a los visitantes introducir una aguja por el ombligo de una mujer, un lugar común en las historias de secuestros. Un año después, en 'Killers from space', un abducido presenta una cicatriz y no recuerda el secuestro. El cine pone en imágenes durante los 50 lo que después la ufología convertirá en 'realidad'.
¿De dónde salen los ojos negros y almendrados de los extraterrestres? Martin Kottmeyer descubrió en 1994 que lo único que parecía original del 'caso Hill', los grandes ojos almendrados de los alienígenas, tampoco lo es. Barney recordó esa peculiaridad de sus raptores el 22 de febrero de 1964. Diez días antes, se había emitido en EE. UU. un episodio de la serie 'The outer limits' en el que los ojos de los alienígenas de ficción son como los del 'caso Hill'.
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