Fuente: El Universal
Iliana Fox y Raúl Méndez, protagonistas de la cinta mexicana de terror Kilómetro 31, saben que habría fantasmas que andan en las calles de México. Ellos mismos han vivido la experiencia de lo sobrenatural.
Y si la media noche del jueves fue de terror para los espectadores que acudieron a la primera exhibición en el país del filme, para ambos actores significó la oportunidad de ver la reacción popular.
Kilómetro 31, ópera prima de Rigoberto Castañeda que se estrenará comercialmente en 2007, cuenta la historia de una gemela que a pesar de estar en coma luego de ser atropellada en la carretera, se le sigue apareciendo en sueño a la otra, quien buscará ayuda en sus amigos.
Fox y Méndez aceptaron platicar con EL UNIVERSAL sobre sus miedos a lo inexplicable.
—¿Creen en fantasmas?
Iliana: —Un día en mi casa vi a un señor de negro con las manos completamente cruzadas, eso uno lo cuenta y dicen que son visiones, pero no fue asì. Grité y me salí corriendo, obviamente traté de buscar algo lógico, pero no lo encontré. Fue cuando decidí que debía comenzar a creer que no nada más estamos los seres humanos.
Raúl: —No sé si sea un sueño o una realidad... Mi madre murió hace tres años y un día estando dormido tuve la sensación de que ella llegaba y me cobijaba, salí corriendo del cuarto y luego con mucho miedo prendí la luz para ver que estaba y no había nada. A partir de ahí creo en fuerzas que se quieren conectar.
-¿Cuál es la leyenda que más les da miedo?
I: —La Llorona, me la platicaban mucho y llegué a creer en ella. La amiga de mi abuelita decía que por su pueblo pasaba esa cosa gritando ¡Ay, mis hijos!, me daba terror todo eso.
R: —Yo estaba en una escuela jesuita y cada fin de semana nos íbamos de expedición y siempre se contaban historias de gente que se dedicaba al campismo, para provocar el miedo. Recuerdo una de un boy scout que supuestamente se fue a hacer al baño y nunca regresó, al día siguiente cuando lo fueron a buscar, encontraron su ropa a la orilla del río, nada más. Y en la noches se escuchaba sólo su voz.
—¿Cuál es su largometraje favorito de terror?
I: —El exorcista, la he visto sola en mi casa y me asusto.
R: —También El exorcista, tenía 11 años, yo vivía en Torreón y fui al DF y la tía con la que nos estábamos quedando se le ocurrió ponernos esa película mientras estaba lloviendo y me impresionó. La primera semana no pude dormir, cerraba los ojos y veía a la niña levantándose de la cama sacando la lengua como víbora.
—¿Les pasó algo sobrenatural durante el rodaje de Kilómetro 31?
I: —Estábamos filmando escenas del hospital (en el Club de Periodistas, del Centro Histórico) y de repente se comenzaron a meter sonidos de una mujer, siempre quedó la incógnita de qué era eso.
R: —Me pusieron en una secuencia unos pupilentes que causara que no viera nada, todo lo veía en blanco y sombras. Estaba esa sensación de no ver y eso me causó terror. En el set donde filmábamos se generó una vibra muy especial, no de tensión, sino como de respeto.
—¿En qué momento de su vida han sentido más miedo?
I: —Estaba en Canadá en un yate con mi papá y de repente se vino una tormenta muy grande de la nada, las olas eran del tamaño del mástil, nos quedamos tres días atorados adentro de la tormenta, nadie nos podía rescatar. Me tuve que de plano meterme a la cabina para poder sostenernos, ves que pasan las horas y no sabes si vas a seguir vivo. Al tercer día se calmó un poquito, una cuerda se atoró en el motor, se pusieron las velas y así llegamos a la arena, en cuanto brincamos ya no estaba esperando toda la policía. Ahora no puedo subirme a ningún velero.
R: —Cuando sabía que tenía los días contados de estar con mamá. Sabía que tenía cinco o seis días para estar con ella antes de morir, el saber que un día le iba a tomar la mano y decirle: mamá, váyase. es un miedo terrible a desprenderse de algo, de un ser amado y no poder hacer nada.
—¿Cómo acostumbran celebrar el Día de Muertos?
I: —Me gusta salir a Mixquic y ver esa celebración, no pongo altares en mi casa, pero este festejo es hermoso.
R: —Festejándolo con la gente que se ha ido. He estado en lugares como Xico, Veracruz.
—¿Qué diría su epitafio?
I: —Aquí yace Iliana Fox riéndose todavía y siendo muy feliz.
R: —Aquí sigue dando lata.
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