Neurocientíficos suizos descubren la zona cerebral responsable de producir fenómenos hasta ahora atribuidos a fuerzas sobrenaturales; Por ejemplo, una pequeña descarga en la circunvolución angular de una paciente le produjo la sensación de estar suspendida del techo, mirándose a sí misma, recostada.
Olaf Blanke, director del Laboratorio de Neurociencias Cognitivas de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne, Ginebra, afirma que estimular áreas cerebrales específicas con impulsos eléctricos puede inducir experiencias de tipo paranormal en las personas.
Por ejemplo, dijo, una pequeña descarga en la circunvolución angular de una paciente le produjo la sensación de estar suspendida del techo, mirándose a sí misma, recostada. En otra paciente, dicho impulso provocó que sintiera la presencia de alguien detrás de ella.
Ambas mujeres fueron evaluadas previamente para ser sometidas a cirugía por trastornos de epilepsia, en Ginebra, donde los médicos les implantaron docenas de electrodos cerebrales para ubicar el tejido anormal causante de los ataques, y para identificar áreas adyacentes relacionadas con el lenguaje, la audición y otras funciones esenciales que debían evitarse durante la intervención quirúrgica.
A pesar de que los resultados del estudio realizado personalmente por Blanke indicaron que ambas mujeres tenían una historial siquiátrico normal, "los resultados fueron de naturaleza tan extraña, en lo relativo a sus experiencias con los electrodos, que todos quedamos estupefactos", dijo el especialista.
Con estos estudios los científicos han ganado terreno en la comprensión de estas extrañas sensaciones físicas, al tiempo que han aprendido más acerca del funcionamiento cerebral. "Por ejemplo, se descubrió que algunas áreas del cerebro combinan información de varios sentidos. La visión, la audición y el tacto son procesados inicialmente en las regiones sensoriales primarias, pero fluyen juntas, como tributarias de un mismo río, para crear la percepción global de una persona. Un perro es reconocido visualmente de manera más rápida cuando su presencia se acompaña de ladridos que impresionan al sentido del oído", explicó el especialista.
Estas regiones de procesamiento multisensorial también construyen percepciones del cuerpo mientras éste se desplaza por el mundo, abundó. Los sensores en la piel proveen información acerca de presión, dolor, temperatura y sensaciones similares, mientras que los de las articulaciones, huesos y tendones informan al cerebro acerca de la posición del cuerpo en el espacio. Lo mismo ocurre con los del oído y de los órganos internos, que dan al cerebro lecturas de distintos estados físicos y emocionales del individuo.
La información en tiempo real emitida por el cuerpo, el espacio que le rodea y sus sentimientos subjetivos es también representada en regiones multisensoriales. Blanke dijo que si una corriente eléctrica estimula directamente dichas regiones, como fue el caso de las mujeres citadas anteriormente, la integridad sensorial del cuerpo puede ser alterada.
Hace dos años, Blanke y su equipo de colaboradores implantaron electrodos en una joven estudiante de 22 años. "Estábamos checando las áreas de lenguaje, cuando repentinamente la mujer giró su cabeza hacia la derecha, acción carente de sentido, sobre todo si se considera que el electrodo que estimulábamos en ese momento estaba muy alejado del área involucrada en el control de movimiento. El estímulo se dirigía a la circunvolución angular, un área multisensorial. Cuando lo aplicamos de nuevo el resultado fue el mismo. Por lo que le preguntamos acerca de la reacción."
La mujer respondió que había experimentado, en ambas ocasiones, la extraña sensación de que había otra persona recostada junto a ella, como si se tratara de una sombra que no hablaba ni se movía, pero allí estaba.
Cuando Blanke desconectó la corriente la paciente dejó de voltear y dijo que la sensación había desaparecido. Sin embargo, cada vez que aplicaba de nuevo el impulso eléctrico, la experiencia se repetía.
A continuación, el científico pidió a la paciente que cambiara de postura y se colocara de rodillas, sentada sobre sus pantorrillas, pero el resultado fue el mismo. Debido a que la presencia percibida por ella prácticamente se mimetizaba con su cuerpo, el estudioso concluyó que se trataba de una sensación de "duplicación" de su propio cuerpo, aunque por razones aún inexplicables, ella no podía reconocerse en dicha presencia.
Los descubrimientos de Blanke podrían ayudar a explicar algunas experiencias paranoides que presentan algunos pacientes. Sin embargo, y a pesar de los avances registrados en el terreno, la causa de dichos síntomas aún permanece en el territorio de lo desconocido. "Una cosa es segura, no se trata de fenómenos sobrenaturales", concluyó. (The New York Times)
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