23 de octubre de 2006

Misterioso animal atemoriza a un pueblo español

Por: Elisa CAMPO
CORVERA / Canciones

«No come a nadie». Esta frase, a bote pronto, tranquiliza. Porque en Cancienes no se habla de otra cosa que de un bicho raro que ya ha sido «avistado» por varias personas y para el que se buscan las identidades y explicaciones más peregrinas. Pero si la mujer que lo vio desde más cerca, Ana María Junquera, dice que no come a nadie, y que ella es la prueba viva de tal afirmación, eso permite investigar lo que sabe del animal raro no identificado (ARNI) sin miedo. LA NUEVA ESPAÑA hizo ayer una incursión en los territorios de la fiera, en las verdes praderas de Cancienes, bajo una lluvia fina y persistente y una bruma muy a propósito para aguzar la imaginación y ver hasta trasgos y diaños burlones correteando entre los árboles.

Aunque hay muchos escépticos, voces con peso de la localidad consideran que no hay tongo, que efectivamente un cuadrúpedo no habitual por estas latitudes merodea por el espacio agrario de Cancienes. Y dicen que es así porque lo ha visto mucha gente y porque los testigos en cuestión no son dados a la fantasía. Cuentan que es gris con rayas o pintas, con el pelo como mal trasquilado, el cuello largo, la cabeza afilada, las orejas pequeñas y no tiene inconveniente en mostrarse a plena luz del sol. En esto se diferencia de aquel famoso «fantasma» de Cancienes cuya memoria se ha resucitado con los recientes acontecimientos.

El ARNI no es un perro ni un gato, dicen los testigos. Aunque algunos pensaron en algún momento que podía ser un canguro o un potro, tampoco esas opciones parecen tener credibilidad. En cuanto a que se trate de un «mutante» fruto de manipulaciones genéticas o de la contaminación de las aguas ;;-que hasta eso se llegó a decir-, esa teoría ya queda en manos de los chicos de «Expediente X». 

Una de las ideas más factibles, apoyada por un grupo ecologista, es que se trata de una hiena. Pero, ¿cómo pudo llegar una hiena a Cancienes? «¿Pues no hay quien tiene en sus casas boas o cocodrilos?», responde un vecino. Ya se sabe, como dijo el torero Guerrita, «hay gente pa tó».

¿Y de qué se alimentaría la hipotética hiena? Que los amantes de los gatos no sigan leyendo: hay evidencias de que están desapareciendo felinos en la zona. «Pues claro, las hienas son carnívoras, algo tiene que comer», reflexionan los de Cancienes. Hay también quien opina que puede tratarse de una llama proveniente de un circo que se instaló recientemente en las cercanías de la localidad. En ese caso, los gatos se estarían esfumando por su cuenta.

-Hola, venimos a hacer una foto a la hiena.

La mujer que asomó la cabeza por la ventana de la cocina se acerca con una sonrisa. Ella no vio nada, sólo sabe lo que se comenta, aunque vive cerca de la iglesia, una de las zonas de «avistamiento». También se ríe el hombre que trastea en una caseta al lado de las vías del tren. Y dice que él está cansado de cruzar los campos de noche y que nunca vio al ARNI, aunque sí jabalíes y «raposos». Que sea un zorro sarnoso es otra de las opciones que se barajaron y descartaron.

«Algo sí que hay, no es como cuando el fantasma», dice un vecino. Otra vez el fantasma. Aquél fue un episodio que trajo mucho cachondeo; dicen que empezó como una broma y acabó con Cancienes lleno de curiosos provistos incluso de grandes máquinas «cazafantasmas». «¿Y ese fantasma, qué?», bromean los vecinos. Una cosa es cierta, y es que los habitantes de Cancienes andan estos días muy entretenidos gracias al ARNI y se oyen risas. Aunque no sean de hiena.

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