13 de noviembre de 2006

La obsesión marciana

Por: Mauricio José Schwarz
Foto: Scott Nelson
AFP / Madrid

Alrededor de Marte hoy orbitan cuatro naves espaciales, Mars Global Surveyor, Mars Odyssey y Mars Reconnaissance Orbiter, de la NASA, y el Mars Express Orbiter, de la Agencia Espacial Europea, además de albergar a dos exploradores de superficie, el Spirit y el Opportunity de la NASA. El esfuerzo por llevar estos aparatos hasta Marte expresa la fascinación que el planeta ejerce sobre el hombre.

Marte es uno de los objetos más brillantes que se pueden ver en el cielo nocturno. Descontando a la Luna, sólo Venus y, ocasionalmente, Júpiter, son más brillantes que Marte, que además tiene un distintivo color rojo debido al mineral de hierro abundante en su superficie. El interés por Marte se debe a muchos otros factores. Su tamaño es algo más de la mitad del de la Tierra, su día dura un tiempo similar al nuestro, la inclinación de su eje que le permite tener estaciones y su órbita alrededor del Sol (o año marciano), de unos dos años terrestres, lo convierten en el planeta más parecido al nuestro en el sistema solar, además de ser el más cercano a nosotros.

ESTUDIO. Un científico observa una recreación de la superficie del planeta rojo.

Marte tiene muchos elementos que lo convierten en un objeto de interés, y que se siguen multiplicando conforme se estudia más a fondo. Sus dos lunas, Fobos y Deimos, de forma irregular, son aparentemente meteoritos capturados por la fuerza gravitacional del planeta. Tiene la elevación montañosa más alta del sistema solar, el Monte Olimpo, un antiguo volcán de 27 kilómetros de altura, lo que equivale a más del triple de la altura del monte Everest, y el cañón más profundo de nuestro sistema, el Valle Marineris, de 4.500 km de largo, 200 km de ancho y una profundidad máxima de 7 km, imponentes cifras si se comparan con los 800 km de longitud, 30 km de ancho y profundidad máxima de 1,8 km del Gran Cañón del Colorado en Arizona.

Sin embargo, es la posibilidad de que Marte tenga o haya tenido vida la que más apasiona tanto a los científicos como al público en general. Aunque para la década de 1950 el uso de mejores telescopios demostró que los canales de Marte eran ilusiones ópticas, y en 1964 el Mariner 4 determinó que Marte carecía de vegetación, el conocimiento creciente acerca de este planeta sigue dejando abierta la posibilidad de que tuviera al menos alguna forma de vida muy sencilla o que, quizá, la hubiera tenido en el pasado.

Sí hay agua

Por ejemplo, los casquetes polares marcianos resultaron no ser de agua, sino principalmente de bióxido de carbono (CO2) o 'hielo seco', pero también se pudo determinar que la débil atmósfera marciana contenía rastros de oxígeno, considerado esencial para la vida, al menos tal como la conocemos.

Es ahora, con los aparatos de la Mars Express, cuando podemos decir con certeza que Marte tiene agua en forma de hielo que pudo haber estado en estado líquido, aunque ello habría ocurrido hace 4.000 millones de años. El Radar Avanzado de Marte para Sondeo Subterráneo e Ionosférico ha detectado hielo de agua en muchas de las capas superiores de Marte, así como en las regiones polares e incluso, aunque esto está por confirmarse, hielo de agua a nivel superficial, en el cráter Vastitas Borealis. Otro aparato, un espectrómetro mineralógico, ha detectado arcillas que sólo se forman cuando hay una prolongada exposición al agua, que según los científicos podría haber fluido en Marte en los primeros centenares de millones de años de la historia del planeta.

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