En el Congreso de Victoria avanzó la idea de formar un polo de investigación en el Cono Sur. Ufólogos argentinos pedirán apoyo al Ministerio de Defensa. Los investigadores uruguayos y chilenos llevan ventajas sobre sus pares de nuestro país.
El fenómeno OVNI (Objeto Volador No Identificado) lleva más de medio siglo de investigaciones y exposición mediática, generando álgidos debates entre creyentes e incrédulos.
El estudio del fenómeno no ha encontrado aún respuestas científicas contundentes para explicar el avistamiento de luces y objetos, la abducción de personas, la mutilación de ganado o los contactos del tercer tipo.
Los ovniólogos más románticos apuntan a seres extraterrestres, a mundos intra-terrenos o paralelos formados por dimensiones desconocidas. Algunos sostienen que existen civilizaciones o inteligencias superiores que comparten la Tierra con los humanos y muchos otros creen en la posibilidad futura de viajar en el tiempo, por lo que atribuyen naturaleza humana a estas extrañas apariciones.
Los estudiosos más racionalistas del fenómeno no descartan la Teoría de la Conspiración, donde un imperio (EE.UU.) utiliza el fenómeno OVNI para tapar investigaciones relacionadas a la guerra bacteriológica o formas de manipulación de personas mediante implantes y ondas electromagnéticas con el objeto de establecer un nuevo orden de pensamiento único. Finalmente, los incrédulos explican el fenómeno OVNI con conceptos astronómicos o meteorológicos.
Las hipótesis son muchas y pocas las pruebas confiables que echen luz sobre los casos denunciados, sobre todo considerando las infinitas posibilidades técnicas de fraguar pruebas en esta era de efectos especiales. En ese sentido, la existencia y circulación de casos fraudulentos, testigos mitómanos –o trastornados– y circos mediáticos, no han hecho más que borronear las creencias populares, que no son nuevas ni por estas latitudes ni por el resto del planeta.
Los ufólogos argentinos, sin embargo, consideran haber avanzado en el discernimiento de los casos y en el modo de encarar las investigaciones, aunque aún les esté vedado el acceso a los últimos avances de la ciencia y la tecnología que poseen ciertos organismos oficiales. Justamente, uno de los planteos realizados en el II Congreso de Ovnilogía realizado el sábado y domingo en Victoria apuntó a solicitar el apoyo de las autoridades nacionales para la investigación científica del fenómeno.
“Cada análisis que queremos realizar en una universidad sale mucha plata y es imposible para nosotros financiarlos. Muchas veces quedamos en poder de evidencias que no sabemos discernir”, indicó Silvia Pérez Simondini, directora de Visión Ovni, entidad organizadora del congreso, e iniciadora de la investigación del fenómeno en Victoria.
La ufóloga señaló que junto a pares de La Pampa pedirán una entrevista con la ministra de Defensa Nilda Garré para que, desde la Fuerza Aérea Argentina, se brinde apoyo a los investigadores del fenómeno así como lo hacen Brasil, Chile y Uruguay con sus propios expertos.
Sobre el interés de la gente de conocer estas revelaciones, señaló que es cada vez más marcado y esto se manifiesta en la cantidad de visitas que recibe el Museo del OVNI, que funciona en la esquina de San Miguel y Rondeau de La ciudad de las siete colinas, con un promedio de 100 asistentes por fin de semana.
Sobre el II Congreso remarcó que se presentaron visiones y líneas de investigación contrapuestas sobre un mismo tema, que interactuaron con total respeto, y ponderó al público que se manifestó crítico y participativo.
En su disertación, la investigadora se centró, con apoyo de imágenes diapositivas, en los últimos testimonios de Victoria, con especial énfasis en el caso Colman, un encuentro cercano del tercer tipo ocurrido en esa localidad en 1992. El testigo aseveró en aquella oportunidad haber visto bajar de un objeto volador no identificado tres seres que lo atacaron con rayos. En la ponencia, Pérez Simondini presentó una camisa y fotografías de un árbol que fueron quemados por estos rayos.
Adelantados
Los investigadores uruguayos y chilenos llevan ventajas sobre sus pares argentinos, ya que cuentan con amplio apoyo oficial en sus países de origen. Ariel Sánchez, teniente coronel de la Fuerza Aérea Uruguaya y presidente del Centro Regional Investigador de Fenómenos Aeroespaciales y Terrestres (Crifat), así lo confirma. El organismo del cual forma parte fue creado en 2001 con la idea de regionalizar la investigación para obtener un mayor banco de datos y enriquecer las experiencias. “Venimos a proponer una organización y una metodología de investigación, sobre todo en bases de datos, para avanzar en el tema que desde hace décadas está estancado”, confió.
Uruguay cuenta desde hace 26 años con CriOvni, una base de datos que es utilizada por el Centro de Estudios de Fenómenos Anómalos (CEFA) de Chile. También fue ofrecido al Centro de Pesquisas Brasilero y a la Red Argentina de Ovnilogía (RAO).
La comisión cuenta con apoyo de organismos oficiales y privados. La Fuerza Aérea uruguaya colabora con transportes, equipos y laboratorios donde se analizan muestras, fotos y videos. Además, cuentan con apoyo de la Universidad de la República, la Facultad de Veterinaria, la Dirección Nacional de Minería y Geología y el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU).
“Nuestra tarea es, en principio, el apoyo a la seguridad aeronáutica de nuestro país con tareas de vigilancia y control en el espacio aéreo”, especificó.
El organismo también capacita a la gente en la observación aérea, lo que ha derivado en la disminución de la cantidad de denuncias de casos de avistamientos de ovnis respecto de décadas anteriores y ha aumentado la calidad de las mismas. En ese sentido, Sánchez graficó que en los años 70 se hacían 100 denuncias por año que hoy no llegan a 30.
“Por otro lado tenemos un banco de datos de 2.000 denuncias, de las cuales aproximadamente 1.050 se transformaron en casos de investigación. Sólo un 3% no logró una explicación lógico-científica, ya sea por falta de información o por su alto nivel de extrañeza”. Sobre la metodología de investigación, Sánchez señaló que la mayoría parte de la aparición de formas lumínicas en el cielo nocturno y, en un bajo porcentaje, del avistamiento de seres. “Se instruye a los investigadores civiles para analizar, ante todo, el control del tráfico aéreo nacional e internacional, el paso de satélites y la posibilidad de caída de chatarra espacial en base a software disponibles conectados a bases de datos internacionales. El segundo paso es analizar la meteorología en el tiempo y espacio del avistamiento así como la existencia de posibles maniobras militares que puedan acarrear confusión. Una vez descartados estos puntos recién se comienza con el análisis de grupos, testigo y evidencias encontradas. La mayoría de los casos no cuentan con pruebas materiales pero, cuando éstas existen, los casos se vuelven más jugosos. En general se hace un compendio de la información y, en base a un sistema de evaluación basado en porcentajes, se analiza el testigo y el nivel de extrañeza del fenómeno. Luego, por tablas porcentuales se llega a un número final que establece si un caso es altamente convencional o no convencional”, describió.
Si bien el experto uruguayo no compartió la Teoría de la Conspiración sostenida durante el Congreso por los investigadores rosarinos Luis Reynoso y Guillermo Aldunatti, se mostró respetuoso de las distintas interpretaciones del fenómeno OVNI. Finalmente indicó que en su país el porcentaje de denuncias de casos de mutilación de ganado y de abducciones es muy bajo, hecho que atribuyó al proporcional de población.
Fuenzalida y la experiencia chilena
Desde hace 13 años el ufólogo de línea cientificista, Rodrigo Fuenzalida, estudia casos de ovnis en Chile. Comenzó a investigar desde la sociología y, actualmente, es director de la Agrupación de Investigación Ovnilógica de Chile y realizador de proyectos audiovisuales difundidos por canal Infinito. Relató que en su país se creó hace nueve años el Comité de Estudios del Fenómeno OVNI bajo la órbita de la Dirección de Aeronáutica Civil, organismo que asesora a la Fuerza Aérea chilena.
Fuenzalida dirige además el proyecto Radar, cuyo objetivo es la detección de ovnis a través de vigilias continuas en zonas con alto porcentaje de avistamientos como Punta Arenas y el sector patagónico.
En el Congreso de Victoria el ufólogo chileno presentó fotogramas de un video que se presentará en sociedad en 2007, de un incidente acontecido el 19 de noviembre de 2005. En las imágenes se muestra el intento de descenso de un OVNI sobre Santiago de Chile. El video original dura 35 minutos y fue registrado a las 21 en el balcón de un departamento de la capital chilena. Muestra una figura muy extraña a unos 20 kilómetros de distancia, sobre una montaña. El objeto tiene –en apariencia– unos 70 metros de diámetro y, a medida que avanza hacia la ciudad se va modulando hasta transformarse en una esfera maleable de una materia desconocida. “Se trata de una evidencia muy empírica que no deja dudas sobre su veracidad”, expresó.
Por otra parte, Fuenzalida relató que en su país existe una casuística importante de objetos submarinos no identificados. “Hace cuatro años, Nora Vechea logró capturar imágenes en video de un objeto similar en apariencia a un submarino, pero con una tecnología diferente. Parece una pared con luces y distintas estructuras que, luego de un tiempo en la superficie, se vuelve a sumergir y eleva una energía ondulatoria muy extraña que lo comienza a cubrir. Pero lo más raro es que el objeto, al hundirse, no produce ninguna alteración en el agua”.
Sobre la Teoría de la Conspiración Fuenzalida prefiere no exagerar: “Creo que EE.UU. está más interesado en temas más urgentes como el petróleo y Medio Oriente”. De todos modos no es del todo incrédulo, ya que asegura que “el gran país del norte” manipuló información proveniente de su país. El caso más conocido fue el de los paracaidistas de Maipú. “Se trata de un video en el que se ven cinco cuerpos cayendo desde el cielo. En un principio hace pensar que son paracaidistas, pero en un momento la caída se detiene y estas figuras comienzan a desplazarse horizontalmente sin sistemas de propulsión visibles. El material fue enviado al National Institute of Discovery Science de EE.UU. desde donde regresó seis meses después con alteraciones y agregados de fotogramas”.
Fuenzalida hizo hincapié en la importancia de generar convenios entre instituciones de los países del Cono Sur para avanzar en la investigación científica: “Desde la Universidad de Ciencias Sociales de Chile se iniciaron cursos de especialización en Ufología con convenios con el departamento Ovnis de la Universidad de Brasilia. La idea es adherir a universidades argentinas en ese proyecto para acrecentar las potencialidades”.