2 de marzo de 2006

Iker Jiménez: Periodista de misterios


-¿Cuánto hay de ficción en programas sobre misterios?

-Nada. Realmente, nada. Yo tengo mucha fe, y creo en la buena fe y las buenas intenciones de los compañeros.

-¿Y hay mucho seguidor que trata de confundirlo con sus historias?

-Esto es periodismo de sucesos. Sí es cierto que las fotos que mandan los oyentes o telespectadores pueden llegar a crear confusiones, por montajes. Pero estas cosas son anécdotas. Toda la información es puro periodismo de sucesos.

Iker Jiménez ha seguido su andadura en el periodismo de sucesos, de la investigación, de lo desconocido, en televisión. En Cuatro hace los domingos «Cuarto Milenio», que es una especie de alargador de «Milenio 3», el espacio que también conduce en la SER. En Cuatro es líder de audiencia de la cadena. El secreto, según apunta, es el rigor. «La gente estaba acostumbrada a ver cosas muy poco serias en la tele, a ver a señores con túnicas que dicen ver ovnis», matiza.

-¿Dónde se consigue mayor suspense, en radio o televisión?

-La radio es mucho más directa. Las sensaciones están a flor de piel. Sabes que estás ofreciendo esa sensación al oyente. La tele es más prefabricada, más fría. Lo sorprendente de la tele es el efecto multiplicador. El oyente, en cambio, pone su propia imagen. Sí, la radio es más idónea para el misterio. La tele ha maltratado tanto cualquier asunto que tiene que ver con el misterio que le ha quitado credibilidad.

-¿Ya nota ese efecto multiplicador de la televisión?

-Mucho. Pero he de decir que la gente se nos acerca con respeto y muy buena intención. Y creo que algo tiene que ver con el producto que se vio al respecto hasta ahora en la tele. Hemos recibido 40.000 fotografías. Hay una gran acogida de la gente. Ven que nosotros no nos bajamos los pantalones, ni llevamos túnica o espectáculos similares que desfilaron por los platós.

-De todas las fotos que le envían, ¿cuál le impresionó?

-Hay algunas que son muy sorprendentes. Por ejemplo, unas de rostros que aparecen en la pantalla de televisión. Eliminando las que tratan de confundir, hay cosas muy interesantes. Diría que, de cada cien, cinco son realmente interesantes.

-Todo esto da un poco de «canguelo».

-Al revés. Siento mucha curiosidad. Será porque siempre he estado en estos temas. Es el interés natural que despiertan estas cosas a los que nos dedicamos a esto. Estos asuntos impulsan las preguntas, por sorprendentes.

-¿Y los oyentes y telespectadores le transmiten sus miedos?

-De cada dos oyentes, uno tiene miedo. Tenemos cuidado con el miedo. A algunos les espanta.

-¿Hay mucho fraude en este tipo de espacios?

-No tanto. Hay algún fraude para obtener beneficios. Pero tampoco hay tanta gente. Yo rompo una lanza por los compañeros que se dedican a esto en serio, que son los más.

-¿Se confunde un programa de misterio como el suyo con la retahíla de programas de videntes, adivinos, futurólogos…?

-Yo creo que no se confunde. La tele ha hecho mucho daño. Repito, hablar de ovnis con la túnica… Yo hablo con un coronel del ejército, piloto de un F1, que te cuenta que ha visto uno. Por el programa han pasado catedráticos, forenses, físicos… Esa gente no iba a la tele por miedo a quemarse. Hay muchos interesados, y eso se ve. Lo interesente es diferenciar el mundo exotérico y el periodismo de lo extraño.

-Definitivamente: ¿cómo le llamamos a esto?

-Esto es periodismo del misterio, de lo desconocido. Aquí se trata la historia, la arqueología, temas criminológicos, «la pandilla sangre», la leyenda urbana o la masonería. ¿Qué tiene eso de paranormal? Este programa es un contenedor. Un «magazine» de lo desconocido. No todo es paranormal. Sería empequeñecerlo mucho.

-Hay clásicos, como las caras de Belmez…

-Sí, y con esto de internet curiosamente se consigue que se embarulle más el público. El periodismo ha perdido contacto con la gente. Hay otros muchos clásicos. Por ejemplo, el del efecto óptico o efecto magnético de Zaragoza. Al final se destruyó la casa sin saber qué fue de todo aquello.

-¿Y los temas religiosos y de superstición?

-Hay una serie de fenómenos que entran en la pregunta: apariciones marianas, diabólicas… Va con los tiempos. Luego se convirtieron en extraterrestres. Hay fenómenos siempre, pero el ser humano les va dando forma según las épocas.

-¿Cuántos misterios le llegaron de Asturias?

-De Asturias le cito varios clásicos, como usted dice. El más famoso es el Santo Sudario de Oviedo, del que dicen que cubría el rostro de Jesús. Por ejemplo, hubo una luz en Veneros. Fue una especie de Santa Compaña (Guestia), que motivó la investigación en 1901. Era una especie de luminaria, de fuego fatuo. Recuerdo otro más en Caso, un tema de exorcismo. Hay un libro muy interesante, «Asturias, paraíso sobrenatural» (de Antonio Fontela), que recoge muchos de estos misterios. Me viene a la memoria otro en Aller, en 1995, una especie de espectro que apareció.

-¿Cómo le influyeron los periodistas pioneros en el tema?

-Fue fundamental la tripleta, Jiménez del Oso, Antonio José Álex, que está desaparecido (es un misterio, bromea) y J.J. Benítez. Yo he tenido la oportunidad de trabajar con Jiménez del Oso.

-¿Cómo va de cifras de audiencia?

-Somos el programa de mayor audiencia de toda la cadena. Esto da la medida de cómo se trataba el misterio hasta hora en televisión: sin rigor. Por cierto, Asturias y País Vasco es donde más audiencia tenemos.

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