7 de enero de 2007
“Hay muchísimos fenómenos paranormales”
"En 1898, catorce años antes del hundimiento del Titanic, el escritor británico Morgan Robertson publicó Vanidad, una novela que narraba el hundimiento del supertransatlántico Titán. Lo curioso es que en 1912, cuando se hundió el Titanic, se comprobó que las características de las dos naves y de la catástrofe eran muy similares. ¿No es extraño?", se pregunta el licenciado Alejandro Parra.
Es uno de los pocos psicólogos que también es parapsicólogo Foto: Fernanda Corbani.
La comparación es elocuente. Longitud (eslora): Titán, 275; Titanic, 300. Tonelaje: Titán, 2500; Titanic, 3000. Los dos barcos tenían tres propulsores, dos mástiles y llevaban 3000 pasajeros. La única diferencia eran los botes salvavidas: el Titanic tenía 24; el Titán, 20.
Los dos chocaron una noche de abril con un iceberg y la mayoría del pasaje murió.
"Sin embargo, actualmente se habla poco de parapsicología. ¿No lo cree? Entre en Internet y verá que es muy pobre la oferta, ya no hay congresos, revelaciones improbables y cosas por el estilo. El fenómeno es mundial, sospecho que la gente se cansó de los abusos de charlatanes y falsos especialistas en fenómenos paranormales. Para los que tratamos de investigar seriamente, esa falta de interés es positiva. Nos permite trabajar con más tranquilidad, más libremente, en un medio distendido", explica.
Alejandro Parra es licenciado en Psicología, terapeuta, profesor e investigador. Fundador, junto con un grupo de profesionales, y presidente del Instituto de Psicología Paranormal. También es autor del libro Fenómenos paranormales: una introducción a los eventos sorprendentes.
–¿Existen realmente los fenómenos paranormales?
–¡Claro que sí! El problema es explicarlos. Se calcula que el 60 por ciento de la gente tuvo una o varias experiencias parapsicológicas; sólo el 20 por ciento buscó una explicación o una ayuda con terapeutas, sacerdotes, etcétera. El resto, el 80 por ciento, calla. Sienten vergüenza, como si hubieran cometido una falta; que los crean locos; que tienen alucinaciones, o que mienten. Otra complicación es que en la formación de un psicólogo ortodoxo no se incluyen los fenómenos paranormales. Recuerdo un caso que ocurrió cuando trabajaba como terapeuta en el Instituto Psiquiátrico Braulio Moyano, de mujeres.
–¿Qué pasó?
–Un día, a las 7 de la mañana, una de las internas, muy alterada, comenzó a decir que tenía que irse porque se estaba incendiando su casa. Era una mujer muy pobre, que vivía en una villa, pensamos que sufría un ataque y tratamos de serenarla. Pero a las 10 llegaron sus parientes y dijeron que tenían que darle una mala noticia: se había quemado su casa. Nos quedamos helados, y uno alcanzó a preguntar: "¿A qué hora fue eso?" Y respondieron: "A las 7 de la mañana".
–¿Cómo trabajan los parapsicólogos?
–Con una actitud muy crítica y rigurosa, escéptica podríamos decir, algo fundamental para dar mayor seriedad a la búsqueda. En el instituto trabajamos investigando e intercambiando información con profesionales argentinos y del resto del mundo. Además, creando espacios para que la gente que vivió fenómenos paranormales pueda expresarlos e intercambiar experiencias. También proponiendo eventos que acerquen el tema a la gente.
–¿Por ejemplo?
–Junto con el Museo Roca, Instituto de Investigaciones Históricas, de la Recoleta, en noviembre último presentamos Imágenes de lo oculto, una muestra de fotografía paranormal sobre el tema el fantasma. Entendido como un hecho que ha vivido mucha gente que, de pronto, ve una imagen que la mira y luego desaparece. Hubo una gran concurrencia e invitamos al público a crear un banco de imágenes de lo oculto con sus propias fotografías.
–¿Qué otro fenómeno paranormal recuerda?
–Hay muchísimos fenómenos paranormales. En un taller, una joven contó que un día, antes de presentarse como aspirante para un trabajo, soñó que caminaba por una casa de ocho habitaciones. En una de ellas había un ventanal, por donde se veía un gran parque. Pero de pronto oyó un ruido y vio un toro furioso que la quería embestir. Corrió desesperada y cuando el animal estaba por alcanzarla, se despertó angustiada. A la mañana siguiente, cuando llegó al lugar de la cita, una casa en Belgrano, vio sorprendida que era exactamente igual a la del sueño. También había un enorme ventanal que daba a un gran parque. En ese momento apareció el dueño de la empresa, que curiosamente dijo que era el señor Toro. La joven rindió el examen satisfactoriamente, pero a los cinco días de ingresar el señor Toro comenzó a acosarla sexualmente y tuvo que renunciar. ¿Hay tiempo para otro ejemplo?
–Sí, claro.
–Una mujer vio en sueños el auto completamente destrozado de su hijo en medio de la Cordillera. Como el hijo y la nuera estaban de viaje, en camino a Chile, el sueño la dejó preocupada. Pero a la mañana siguiente su hijo la llamó para decirle que acababan de llegar a Santiago. La mujer preguntó si estaban bien y les contó el sueño, y él la tranquilizó: "Mamá, estamos muy bien y dentro de cinco días regresaremos a Buenos Aires". Efectivamente, cinco días más tarde la pareja regresó, pero en avión. "¿Qué pasó con el auto?", preguntó la madre. Entonces, le contaron que a esa misma hora, en plena Cordillera, sufrieron un accidente. Que el auto había quedado destrozado, pero ellos, milagrosamente, ilesos. ¿Curioso, no?
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