21 de abril de 2006

La bancarrota de los dioses

Por: Luis Alfonso Gámez

Los dioses se han olvidado de Erich von Däniken (Zofingen, 1935). El ex hostelero suizo se hizo millonario con la idea de que los dioses y los seres fantásticos de los libros sagrados y las leyendas de la Antigüedad fueron visitantes de otros mundos. Desde la publicación de Recuerdos del futuro en 1968, ha vendido más de 60 millones de libros, pero ahora los marcianos parecen haberle dado la espalda: su último proyecto, un parque temático que explota el filón alienígena, necesita urgentemente 2,5 millones de euros para mantenerse a flote.

Däniken se convirtió en los años 70 en el principal profeta de una Prehistoria e Historia Antigua alternativas donde todo avance y gran obra humana se debían a la intervención de extraterrestres a los que nuestros antepasados tomaron por dioses. Aparecían en el Antiguo Testamento en forma de ángeles, destruían Sodoma y Gomorra con bombas nucleares, ayudaban a los egipcios a levantar las pirámides, los indios peruanos construían las pistas de Nazca para que aterrizaran sus naves, los supervivientes de un naufragio espacial enseñaban a los habitantes de la isla de Pascua a esculpir sus famosas estatuas...

Escribir en la cárcel

La idea no era nueva. La habían formulado ya Louis Pauwels y Jacques Bergier, en El retorno de los brujos (1960), y, sobre todo, Robert Charroux, en varias obras anteriores a 1968 de las que Daniken copió ejemplos de misterios inexplicables. Al final, todos vendieron más libros y se beneficiaron del éxito de Recuerdos del futuro, cuya continuación escribió el suizo en la cárcel, donde pasó una temporada -fue condenado a tres años y medio- por malversación de fondos, falsificación de documentos y evasión de impuestos.

De vuelta a la calle, siguió escribiendo y vendiendo libros como rosquillas durante los años 70 y buena parte de los 80. Y, a finales del siglo pasado, se embarcó en su proyecto más ambicioso: crear en Interlaken, en el corazón turístico de los Alpes suizos, un parque temático de 100.000 metros cuadrados dedicado a los dioses astronautas. Consiguió de inversores privados los 53 millones de euros necesarios para construirlo, además del patrocinio de firmas como Coca-Cola, Sony y Fujitsu-Siemens. Cuando abrió sus puertas en mayo de 2003, el Parque del Misterio esperaba 500.000 visitantes anuales; cuatro meses después, había recibido más de 200.000 y se especulaba con una posible ampliación. Las acciones llegaron a cotizar en 2004 a casi 13 euros, pero, ahora, con los visitantes bajo mínimos, están a sólo 1,6.

Dänikenlandia es una Las Vegas paranormal, con réplicas de la pirámide de Keops y del Castillo de Chichen Itzá, entre otros monumentos, y unos omnipresentes extraterrestres que ayudaron en el pasado al hombre -preferentemente, al no europeo- a desarrollarse. "Es un Chernóbil cultural", ha dicho Antoine Wasserfallen, de la Academia Suiza de Ciencias Técnicas, en referencia a las ideas de su compatriota, desmontadas piedra a piedra por los historiadores y que se basan en tergiversaciones y falsificaciones.

La compañía que explota el parque ha pedido a la Justicia protección frente a sus acreedores hasta que los accionistas se pronuncien en mayo sobre una posible reestructuración. Mientras tanto, el autor de El oro de los dioses (1972) puede mirar al cielo con la esperanza de que los dioses hagan como en sus libros y desciendan con una solución a sus problemas.

Publicado originalmente en el diario El Correo

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