Por: Steven Novella
El Universal
Steven Novella es profesor asistente de neurología en la Escuela de Medicina de Yale y presidente de la Sociedad Escéptica de Nueva Inglaterra. Traducido por Miguel Artime para Astroseti
Yo una vez vi un OVNI. Es decir, vi un objeto en el cielo que no pude identificar. Existen muchas posibilidades de que a usted también le haya pasado, probablemente más de una vez. Lo que yo vi fueron luces formando una gran “V”, moviéndose silenciosamente, demasiado lentas como para pertenecer a un avión, las perdí de vista después de 10 minutos. ¿Era un platillo volante, una nave espacial alienígena, un Yeti con poderes psíquicos viajando en el tiempo, o tal vez algo más prosaico – algo aburrido?
Existen miles de informes acerca de avistamientos de OVNIS cada año, y en esta era digital se pueden conseguir fácilmente numerosas fotos y vídeo clips en Internet. ¿Significa eso que las naves extraterrestres nos visitan?
Probablemente no.
Después de más de medio siglo de fascinación por los platillos volantes, sigue sin aparecer ni un solo fragmento de evidencia creíble que demuestre que estamos siendo visitados por alienígenas. No existe ninguna fotografía o vídeo, que de forma inequívoca, se sostenga tras un escrutinio científico; ni una sola evidencia física. Ningún platillo humeante.
Cualquier persona razonable preguntaría a los creyentes el por qué de esta ausencia. Los creyentes a menudo se contradecirán diciendo que los extraterrestres no quieren que sepamos que están aquí (en cuyo caso están ocultando su presencia de un modo realmente malo, ¿qué hay de todos los platillos estrellados y las sondas anales?), pero esto es solo una defensa especial. La ausencia de evidencias sigue siendo total.
Los escépticos hacen también hincapié en que el propio concepto “platillo volante” nació de las libertades que se tomó un reportero. En 1947, el piloto Kenneth Arnold inició la locura de los platillos volantes cuando informó del avistamiento de varios OVNIS. Arnold los describió con forma de boomerang, pero también hizo notar que saltaban, como un platillo brincando sobre el agua. El reportero acuñó después el término “platillo volante” y la imagen perduró. Y el hecho de que la mayoría de los testigos de avistamientos OVNI informen haber visto objetos en forma de platillo demuestra lo sugestionables que somos.
Existen numerosos estímulos conocidos para avistamientos inusuales o inexplicables. Los objetos astronómicos parecen ser los que más a menudo son confundidos con OVNIs; Venus es frecuentemente una luz que aparece inesperadamente cuando empieza a anochecer o a amanecer, por ejemplo. La luna creciente puede figurar ser una misteriosa visión a través de las nubes, y puede parecer que sigue al observador viajero. Además de los objetos naturales, los incontables artefactos fabricados por la mano del hombre abarrotan el cielo: satélites, aviones, cohetes, globos aerostáticos, aeronaves experimentales y demás. Después, también hay engaños indiscutibles.
Los partidarios de la “hipótesis extraterrestre” (HET) señalan a menudo que aún queda una pequeña cantidad de avistamientos inexplicados, acontecimientos que solo pueden ser debidos a platillos volantes reales. Estos partisanos caen sin embargo en una serie de falacias lógicas. Primero, “actualmente inexplicable” no es igual a “inexplicable” – una buena explicación podría estar a la vuelta de la esquina. Segundo, “inexplicable” no significa nave alienígena (razonamiento ilógico llamado argumento desde la ignorancia) – inexplicable significa simplemente eso, sin explicación. Tercero, el hecho de que sigan existiendo casos sin explicación no conduce necesariamente a la HET. Dados los millones de avistamientos de este tipo, ¿no es razonable proponer que, incluso en un mundo sin visitantes alienígenas, cabría pensar en la necesidad de contar un pequeño porcentaje de casos inexplicables? A veces, simplemente no podemos explicar algunas cosas. Eso no implica que una teoría demente e improbable deba ser cierta.
La ausencia de platillos volantes, por supuesto, significa que deberíamos tratar de explicar por qué tantos observadores pueden equivocarse. Bueno, esto no es tan difícil como podría parecer. Primero, en la mayoría de los avistamientos se divisan puntos o manchas informes de luz – esos podrían ser cualquier cosa. En otros avistamientos se ven objetos de apariencia metálica o brillante, pero sin detalles claros que sugieran una nave espacial.
En ocasiones, la gente informa acerca de detalles, como ventanas o aletas. También describen objetos moviéndose a velocidades fantásticas, o efectuando maniobras manifiestamente imposibles. Sin embargo, cuando se ve un objeto contra el cielo, sin un fondo de referencia claro, es imposible estimar el tamaño, la distancia y la velocidad, por lo que nos vemos a merced de las ilusiones ópticas.
Además, los seres humanos tenemos una tendencia innata a percibir detalles que no están presentes, provocados a menudo por la expectación o la sugestión. Y no podemos confiar en nuestra memoria; es maleable y se ve sujeta a la contaminación. Incluso el así llamado testigo “fiable” puede ser poco fidedigno: los pilotos de las fuerzas aéreas confunden objetos comunes con OVNIS todos los días.
Es admirable mirar a lo alto, hacia el cielo, sobrecogidos y maravillados. La astronomía es maravillosa, y los verdaderos misterios científicos provocan nuestro asombro. Pero la curiosidad debe venir del brazo de la disciplina intelectual. Deberíamos estar al tanto de las limitaciones de nuestras observaciones y de nuestra memoria, estar alertas frente a la tendencia humana a la sugestión y a hacerse ilusiones, y seguir los dictados de la lógica.
Entonces ¿qué era aquel objeto que vi en el cielo? Resultó que eran cinco traviesos pilotos a bordo de ultraligeros, volando en formación. Pero si no hubiera llegado a descubrir la verdad, eso no habría significado que estamos siendo visitados por naves alienígenas.
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