Por: Belduque
La parapsicología es el estudio de los fenómenos de los cuales la psicología común no se encarga; entre ellos: la percepción extrasensorial, la telepatía, la clarividencia, y la psicocinesis.
Por la dificultad de su investigación, estos fenómenos son analizados comúnmente con los datos recabados por los testigos de los hechos, aunque en otras ocasiones estos fenómenos son practicados y estudiados en laboratorios.
En la antigüedad los encargados de hacer estos experimentos eran las personas estudiosas del ocultismo y el esoterismo; aunque en la actualidad todavía existen personas que realizan practicas seudocientíficas como lo son la quiromancia, el espiritismo, nigromancia, lectura del tarot, etc.; todos estos conocimientos han sido dejados atrás por el estudio científico de la mente y sus poderes.
Desgraciadamente, estas habilidades naturales del ser humano han sido despreciadas por otros, simplemente porque tienen la falsa creencia de que son de tipo "sobrenatural" o que son simple superstición; la realidad es distinta, y cualquier persona puede desarrollar estas facultades, sólo se necesita paciencia, practica y dedicación.
La energía que corre por nuestro cuerpo se le ha llamado de muchas maneras, se le ha dado el nombre de chi, ki, karma, bioelectricidad, fuerza de volación, ondas mentales, magnetismo, etc., llámesele como se le llame es la misma, pero sería mas practico llamarle energía o fuerza mental. Esta fuerza es la que nos ayuda ha realizar todo este tipo de acciones.
La fuente de esta energía es el alma humana, que es la que sostiene todo el sistema alma-mente-cuerpo. Es de donde se concentra la energía vital, lugar de donde brotan las únicas dos energías realmente sobrenaturales que tiene el hombre: la fe y el amor.
Por medio de la fuerza mental se puede concentrar estas energías y con ellas se pueden lograr hechos aparentemente milagrosos, o paranormales como se les llama comúnmente. Ahora comenzaré a comentar sobre algunas capacidades de nuestra mente, que no han sido aprovechadas adecuadamente por todos:
Telepatía.
La telepatía es la capacidad de proyectar el pensamiento sin límite de tiempo o espacio. La emisión telepática puede ser recibida por una o varias personas, en forma simultánea, y lo mismo se puede producir de forma consiente que de manera inconsciente. Así es como funcionan la brujería hechicería y la magia; mediante la proyección mental con una dirección e intención definidas. La proyección mental es diaria y normal en todas las personas, por eso frecuentemente ocurren algunas coincidencias, como, por ejemplo, cuando varias personas piensan en algo al mismo tiempo. Esta facultad puede ser desarrollada por cualquier persona; cuando alguien logra un alto nivel, puede penetrar en otras mentes fácilmente. Una mente fuerte y educada tiene la suficiente energía para entrar en otras mentes con facilidad, especialmente cuando se trate de mentes receptoras. Es entonces cuando se dice que se puede leer el pensamiento. Esta facultad se puede desarrollar de tres maneras: como emisor, como receptor, o como emisor y receptor. Esta última es la que utilizan, algunas veces sin saber, algunos vendedores hábiles y hombres de éxito en los negocios y en la vida. La base de estas habilidades es la energía en movimiento dirigido. La habilidad de receptor es llamada percepción extrasensorial, cuando lo que se capta es ideas o pensamientos; mientras que la clarividencia, es cuando lo que se captan son imágenes de hechos y acontecimientos, tanto presentes, pasados o futuros; y otro fenómeno menos común es la clariaudiencia, que es la capacidad de persivir sonidos o voces de personas o cosas distantes. Para su desarrollo no se utiliza ningún tipo de aditamento mágico, sólo persistencia., y ejercitar la mente.
Psicocinesis.
Es la capacidad de mover objetos mediante la energía mental. La manipulación inconsistente de la energía mental influyendo sobre objetos exteriores al individuo se pone de manifiesto en los jugadores "con buena suerte" en el juego de dados. Estos jugadores concentran sus deseos sobre el dado, y cuando lo lanzan consiguen el numero que quieren. El jugador enfoca toda su atención en el número que quiere que caiga, y al tirar aparta ese pensamiento de su mente y espera confiado el resultado. Inconscientemente el jugador usa su fuerza mental para influir en la jugada. El éxito de este experimento depende de la capacidad de renunciar a lo que se desea después de concentrar su atención sobre eso. Si continúa concentrando su voluntad en el dado después de la tirada, bloqueará su propio triunfo. El abandono de la intención constituye el punto crítico. Sólo así se puede sobreponer el subconsciente e influir en el resultado. El cansancio es una de las causas mayores de que no se den los resultados deseados; mientras que, el sentimiento, la intención o el deseo son muy necesarios para el éxito. Para usar esta habilidad se debe tener una concentración mental fuerte; la concentración no significa esfuerzo, sino atención enfocada. El esfuerzo tensaría los músculos, y la voluntad sólo sirve para la liberación de la energía o fuerza mental.
Psicoscopía.
Capacidad de entrar en contacto con las "vibraciones" de una persona a través de los objetos que le pertenecen. Todas las cosas que nos rodean absorben nuestras vibraciones; cuanto más apegado emocionalmente esté el propietario al objeto y cuanto más tiempo lo haya poseído, más fuertes serán las vibraciones. La psicoscopía resulta particularmente útil cuando hay más de una persona en la habitación donde se encuentra. "Sintiendo" el objeto, se asegura uno de que se enfoca al propietario del mismo y no sobre las impresiones que vienen de las demás personas que están en la habitación. La psicoscopía permite también percibir a una persona que no se halle presente, por la captación de un objeto de su pertenencia.
Curación por la mente.
La curación psíquica ha sido durante mucho tiempo un tema controvertido, y otras veces ridiculizado. Antes de comprender la curación hay que comprender la enfermedad. La enfermedad o disfunción es una falta de armonía en el cuerpo físico, que a la vez resulta de una falta de armonía en el interior. Cuando una persona es incapaz de enfrentarse con un conflicto interno, lo expresa a través de su cuerpo. Y esa persona continuará enferma mientras su conflicto interno siga sin resolverse. Recuerde que un gran porcentaje de las enfermedades son psicosomáticas. Si recurre a la curación psíquica, tal vez obtenga un alivio temporal, gracias a su creencia de que otro puede curarle, pero si no resuelve los problemas que causaron la disyunción, la enfermedad retornará. Quienes no se hallan en conexión con sus emociones y pensamientos provocan inconscientemente la enfermedad en su organismo. El propósito de ésta es forzarles a descubrir la causa de su disfunción, buscándola en la estructura de sus creencias. El curador o emisor enviará su energía mental a la persona enferma; cómo se utilizará esa energía depende del receptor. Si el receptor la emplea para lograr un equilibrio en su disfunción, buscará la causa en su interior y resolverá el conflicto, parecerá que la energía emitida por el curador efectuó la curación; pero, si el receptor no establece la conexión entre el bienestar mental y el bienestar físico, volverá a su estado de desequilibrio. Cualquiera que sea la enfermedad, la persona que la padece se encuentra en desequilibrio y ha de emplear toda su energía para actuar en ese estado anormal. Le queda poca fuerza para la autocuración, que pudiera aplicarse, inmediatamente, cuando se presente el malestar. El curador le da un poco de energía extra para que pueda corregir el desequilibrio. La emisión de energía es una proyección útil; pero, aun con las mejores intenciones, no siempre da resultado, porque algunas personas tienen muchas creencias negativas, o porque siempre están a la defensiva y tienen sus mentes cerradas a todo; por lo tanto no se muestran receptivas a lo que es bueno para ellas. La curación psíquica está indicada en toda ocasión en que aparezca una desarmonía o desequilibrio o en la que no se dé un buen estado de salud y bienestar.
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